Mensaje enviado al señor Fernando Garavito autor de la columna "Señor de las Moscas" del diario El Espectador de la ciudad de Bogotá (Colombia) en la que se refiere al Ejército de Colombia y a sus generales de la forma más desobligante y termina pidiendo la renuncia de la cúpula militar y del Ministro de la Defensa, por el accidente de los niños de Pueblo Rico, Antioquia.
Señor de las Moscas. Fernando Garavito.
Columnista de El Espectador.
Hoy leí por primera vez en mi vida, y ojalá que sea la última, su columna "Si este país fuera país" y la leí con tanto cuidado que se me indigestó el almuerzo. Columnistas como usted son los culpables que el país no sea un país, pues de ese escrito sale fetidez y si así son todos, nada positivo está dándole a sus lectores. Colombia está atravezando por un momento dificil, el cual es producto de la pérdida de los valores en todos los niveles, pero fundamentalmente en la clase política, circunstancia que ha aprovechado la subversión, con la ayuda de columnistas irresponsables, para desestabilizar el país y lograr pescar en rio revuelto.
El lamentable accidente que produjo la muerte de los niños nos obliga a todos los colombianos a hacer un alto en el camino y a quitarnos la venda de los ojos y ver que la realidad es que, por culpa de la subversión, estamos en guerra y en las guerras mueren inocentes y se cometen errores, así como se salvan vidas y se rescatan secuestrados.
Miente usted al señalar el accidente como un asesinato o crimen cometido por el Ejercito. Es tal su ceguera o su ignorancia que para efectuar ese calificativo se olvidó de lo que significan estos delitos en el Código Penal, de quienes son los que los cometen y de la naturaleza legal y constitucional de las Fuerzas Militares. Asesinos son los bandoleros de la subversión, de las autodefensas, no nuestros soldados. Si acepto su afirmación hacia el Ejercito, concluiré que de haber prestado usted servicio militar, algún día, entonces usted es fué un soldado de ese ejercito asesino y si no lo prestó, entonces no tiene autoridad para referirse a nuestro Glorioso Ejercito Nacional de la forma tan baja como lo hace en su mal avenido artículo.
Le sugiero que revise sus valores morales pues hay uno que no aparece en el contexto de su columna y es el RESPETO. Quien se cree usted para irrespetar al Presidente de la República, Comandante Supremo de las Fuerzas Militares, por sus actuaciones; si ellas no le gustan debátalas, pero con altura, dígnamente. Quien se cree usted para irrespetar al Señor Ministro de la Defensa, quien ha demostrado que tiene pantalones para asumir sus propias responsabilidades y le ha dicho al pueblo lo que verdaderamente está sucediendo en el país por culpa de los bandoleros.
Quién se cree usted para irrespetar a la cúpula del Ejercito, compuesta por Generales que durante más de treinta años se han formado para llegar a ese alto rango, sacrificando día a día su comodidad, su familia y exponiendo su propia vida para ser consecuentes con aquel lema del Ejército, que respecto de Colombia dice: "...ser soldado tuyo es la mayor de mis glorias. Mi ambición mas grande es la de llevar con honor el título de colombiano y llegado el caso morir por defenderte". Quien se cree usted para irrespetar al General Mora Rangel por sus declaraciones sinceras y que hacen honor a la verdad: "Nuestros soldados no están entrenados para matar niños ni población civil, por el contrario al jurar bandera prometieron defender, a costa de su vida, a toda la nación colombiana".
Quien se cree usted para irrespetar al Comandante de la IV Brigada señalándolo como matón de guerrilleros y mentiroso, cuando en realidad como todos los militares lo único que está haciendo es cumplir con su deber constitucional de defender la honra y bienes de los colombianos de la caterva de asesinos que nos asedian.
Como colombiano me duelo al leer su columna, pues en su escrito usted borra lo que mis padres y mis maestros en la escuela me enseñaron y lo que a su vez a mis hijos les enseño: Respetar a las autoridades pues ellas tienen, en nuestro país dos orígenes: uno legal que se encuentra en la Constitución Nacional y otro espíritual que está en la Sagrada Biblia, en el Capítulo 13 de la Epístola a los Romanos en el que San Pablo dice: "Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen todas fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se revela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo. Pues los gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para infundir justicia y castigar al malhechor. Así que es necesario someterse a las autoridades, no solo para evitar el castigo sino también por razones de conciencia".
Contrario a lo que usted opina sobre Colombia, yo creo que este país no se ha acabado, quedan algunos bandoleros que lo quieren acabar, se fueron los que no les importa Colombia y, los más, los colombianos de bien, los que si nos duele nuestra patria, nos quedamos para luchar por ella y por nuestras familias, para reconstruirla, para no permitir que inescrupulosos la acaben y por sobretodo para formar a nuestros hijos como ciudadanos de bien que el día de mañana se sientan orgullosos de ser colombianos y de sus instituciones democráticas.
Dice San Pablo: "De lo que abunda en el corazón habla la boca". No quiero creer que usted sea un apologista de los asesinatos y procedimientos contra el pueblo colombiano por parte de la narcosubversión y de las autodefensas, por ello lo insto a que en su columna, y con el mismo despliegue de su artículo, publique esta carta completa, para que los lectores vean que en la columna de El Señor de la Moscas, no solo hay fetidez que indigeste sus almuerzos, como le sucedió al suscrito hoy, sino posiciones claras de ciudadanos comprometidos con la búsqueda de soluciones a la crísis nacional y que repudian el protagonismo de aquellos que se aprovechan de los errores fortuitos de la autoridades nacionales.
Dios salve a Colombia.
José D. Rodriguez, Bogotá (Colombia)