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LA HISTORIA DE ‘GLOSMAN’, UN GUERRILLERO DE 14 AÑOS
La guerra de los niños
El Tiempo Colombia, Diciembre 3 del 2000

‘Glosman’, con su camuflado embarrado y las manos raspadas, se aferró a su fusil AK 47 para esperar la muerte. Apenas había cumplido 14 años y ya enfrentaba su primer combate.Haga clic para ampliar la fotografía

Sentía los pasos de la tropa y el ruido de los seis helicópteros cerca a la trinchera.

No paraba de temblar. Minutos antes había visto a 'Rubén', uno de los jefes de la columna guerrillera, cuando sacó una pistola, se les acercó a dos de sus compañeros y les disparó en el pecho, porque estaban diciendo que se querían entregar.

Al ver los cadáveres de los dos pequeños pensó que si no moría en el combate lo mataba su comandante. Esperó un descuido y escapó el jueves en medio de la lluvia de balas.

‘Glosman’, de metro y medio de estatura, y sus 'compas' se metieron rápidamente a una de las trincheras que desde el domingo cavaron en los cerros de Cachirí, a unos 4.000 metros de altura, en Suratá (Santander) y esperaron en posición fetal un milagro.

Con él venían cerca de 120 menores de la Columna Móvil ‘Arturo Ruiz’ de las Farc, pero desde el fin de semana, cuando se encontraron con el Ejército, se dispersaron.

"Solo esperaba que los chulos (soldados) me dieran un ‘pepazo’ y por mi cabeza pasó toda mi vida como en las películas, igualito cuando en la televisión van a matar a alguien y vienen todos los recuerdos bellos", comenta.

Fueron segundos interminables para el joven, que recordó como de bebé antes de decir papá o mamá dijo ‘compa’.

Preso del miedo, se vio en la pequeña finca de sus papás en la vereda La Rosa, en Uribe (Meta), manipulando armas de guerrilleros a falta de juguetes.

Balas y recuerdos

 El combate no paraba, pero ‘Glosman’ estaba resignado a su suerte. No quería disparar y estaba ensimismado en los recuerdos.

Vio con nitidez el domingo, hace diez meses, en el que cuatro guerrilleros llegaron a su vivienda para llevárselo sin atender los ruegos de su mamá que se les arrodilló y lloró para implorarles que lo dejaran en casa.

En el escondite, pese a que cargaba 190 tiros, estaba dispuesto a morir sin intentar defenderse y no aplicar las palabras del comandante ‘El Negro’: “antes de entregarse péguense un tiro para que el Ejército no les saque información".

‘Glosman’ apenas respiraba y las balas seguían zumbándole. Recordó como en junio, y después de aprender a moverse entre la maleza y esquivar balas, fue trasladado a San Vicente del Caguán donde conoció al 'Mono Jojoy', que les dijo: “Compas, ustedes van para una misión especial porque hay que tomarse el poder por las armas antes de que se acabe la zona de distensión”.

Fue así como abandonaron el Caguán, atravesaron a pie Guaviare, Vichada, Arauca y Norte de Santander, y terminaron en un infierno en Santander.

El dilema de entregarse

 A la trinchera empezaron a caer pequeñas piedras y polvo que levantaban los morteros que hacían blanco en las montañas.

El corazón se le quería salir. De repente, el menor sintió que le llegó 'la hora' al ver en el piso la sombra de un fusil que le apuntaba y la explosión de un grito en sus oídos.

"¿Qué pasó chamos?, los necesito alejaditos de las armas y con las manos arriba", les dijo con nerviosismo un soldado con acento cucuteño. Como autómatas votaron los fusiles.

Con las manos arriba, ‘Glosman’ no perdía de vista la trompetilla del fusil del soldado, mientras por su cabeza cruzaba la imagen de su mamá cuando a los 15 días de haber sido reclutado lo visitó en el campamento de Uribe para decirle que ya que estaba metido en la guerrilla no desertara porque lo matarían.

El ruido de los helicópteros lo regresó a la realidad y comprendió que el soldado no iba a dispararles.

Les dieron raciones de campaña, pues no probaban bocado hace cinco días y antes de subirlos al helicóptero que los traería a Bucaramanga, supo que 'Rubén' acababa de morir en combate. Al aterrizar en la Quinta Brigada se enteró que otros 17 menores de armas estaban en la base.

Con el camuflado roto, que tiene una marquilla de ‘Hecho en Venezuela’, ‘Glosman’ recuerda que la única Navidad en la que recibió un regalo de sus padres fue a sus 8 años, cuando le dieron un carrito de pilas que se quedó en la finca.

‘Glosman’ sueña con que el resto de sus amigos guerrilleros se entreguen, para en un hogar sustituto de la regional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) celebrar la Navidad, alejado de la muerte y de los seres queridos, pues sabe que nunca podrá volver a su casa.


 
 

 


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