"No creo en tregua con delincuentes": Enrique Gómez H.
Hasta ahora no se ha conversado nada...

Bogotá, Octubre 7  del 2001

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El senador conservador Enrique Gómez Hurtado ha sido uno de los críticos más frontales de los actuales diálogos de paz, al punto de asegurar que "el proceso no ha empezado", precisamente por la existencia de la Zona de Distensión.

Por esa razón, insiste en que no vuelva a entregársele a la guerrilla un área libre de presencia militar.

- En su concepto, ¿cuál debe ser la decisión que tome el Presidente sobre prorrogar o no la Zona de Distensión?

- No hay ninguna razón para que la Zona siga existiendo. Mientras eso pase no habrá progreso en las conversaciones de paz. Yo creo que el Presidente lo que tiene que hacer es comenzar las conversaciones de paz, que no han comenzado.

- ¿Con ese panorama, usted cree que debe seguirse buscando un acercamiento político con la guerrilla?

- Lo que debe pasar es que inicien las conversaciones de paz, porque hasta el momento no han conversado, no hay nadie en Colombia que sepa de qué han estado hablando en el Caguán durante tres años. Yo creo que no habrá nunca un resultado positivo mientras exista la Zona de Distensión, que es precisamente lo que la guerrilla quiere. De tal manera que en el momento en que se avance en las conversaciones va a perder las ventajas que se les han dado. Por el contrario, para que haya conversaciones hay que suspender la Zona de Distensión y llevarlas en cualquier parte. Para eso se pueden dar garantías en Colombia o en el exterior.

- En este momento se debate si las conversaciones deben hacerse en medio del conflicto armado o después de una tregua, ¿qué modelo recomienda usted?

- Yo no creo mucho en la tregua cuando se hace con delincuentes. La tregua obliga a la Fuerza Pública y a la sociedad colombianas a paralizarse, mientras los subversivos van a continuar con el sistema de terror que nos tienen impuesto. Vamos a ir a unas elecciones bajo la supervisión de la guerrilla, con un electorado que sabe que no puede recurrir a la fuerza pública para defender sus derechos. De modo que ese planteamiento que han hecho los mal llamados 'Notables' no es cosa distinta a la rendición incondicional de la sociedad frente a la guerrilla. Yo creo que se debe preguntar a 'Tirofijo' qué es lo que quiere, por qué nos está asesinando, por qué destruye el país, cuando diga lo que quiere sometemos la idea al pueblo y si le gusta eso pues que sea la voluntad libre del pueblo.

- Si alguien le pregunta a Manuel Marulanda qué es lo que quiere, y él responde, ¿qué debería ceder el Estado en aras de la paz?

- Él no debe ceder, el que tiene que ceder es el pueblo colombiano, si 'Tirofijo' dice que lo que quiere es un régimen marxista-leninista con eliminación de la propiedad, pues se lo proponemos al pueblo y si él, con plenas garantías, acepta eso, pues así debe ser. Pero lo que no podemos dejar es que negocien los principios fundamentales en los que creemos, quienes no están representando la voluntad del pueblo.

- ¿Quiere eso decir que en su concepto cualquier proceso de negociación tiene que desembocar en un referendo o en una asamblea constituyente?

- Yo no creo ni en los referendos ni en la asamblea constituyente; una reforma política en Colombia se puede hacer por los sistemas regulares. Pero se podría hacer si hay un acuerdo inteligente --cosa que no creo que sea posible-y no si lo que se intenta es preguntar si quieren la paz o quieren la guerra, pues la gente va a votar por la paz y resulta que la paz tal como la tienen diseñada, por ejemplo, los llamados notables es la entrega de la sociedad colombiana al imperio rebelde.

- En el estado de angustia en el que se encuentra la sociedad colombiana, ¿qué salida optimista puede pintarle usted?

- Yo creo que solucionar el problema colombiano no es tan difícil, como nos quieren hacer creer, si la sociedad reacciona como lo haría cualquier sociedad civilizada y en muy poco tiempo habríamos acabado con el terrorismo. Lo que no podemos seguir creyendo es que esto es un espectáculo entre el Ejército y los violentos en el que nosotros somos los espectadores; estamos sentados encima de charcos de sangre que es nuestra, somos el objetivo del conflicto. Si no aceptamos eso cada vez tendremos más violencia y más lejos las posibilidades de paz
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